La mujer es un ser capaz de sentir, pensar, razonar y actuar, que no depende de alguien, para poder lograr sus metas y sueños, por ejemplo; Juana de Arco, una mujer de pueblo, que no contaba con los conocimientos básicos, logra ganar casi ella sola la guerra de los cien años, demostrando así la capacidad que tiene la mujer para guiar, y la inteligencia para enfrentar un problema.
La mujer debe tener el mismo reconocimiento que el hombre, respecto a las cosas que realiza, el valor de ser mujer es enorme, puesto en la actualidad, muchas veces ha tomado el rol de madre, padre, amiga, maestra y más.
La situación actual
es inusual, a pesar del punto de vista opuesto que presentan a menudo las
feministas. Las mujeres de otras épocas no han dado las señales de
insatisfacción por el hecho de ser mujeres que manifiestan las mujeres
modernas. La mayoría de las sociedades —no todas— han valorado y respetado a
las mujeres, y han expresado esta valoración y respeto de maneras bien
específicas. Las mujeres han sido conscientes de que estaban subordinadas, pero
la subordinación —tanto para los hombres como para las mujeres— no se
experimentaba como algo degradante, que es la manera en que se la suele
considerar en la sociedad contemporánea.
Se ha producido un cambio cultural masivo en esta área, un cambio que ha
producido una insatisfacción interior en las mujeres. El entrenar a las mujeres
para que compitan exitosamente con los hombres probablemente no hará más que
aumentar esta insatisfacción, en lugar de eliminarla. Sólo se eliminará esta
insatisfacción cuando las mujeres puedan experimentar que se las aprecia y
valora justamente por ser mujeres, y distintas de los hombres.
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